La verdad, nunca me había parado a pensar cómo funcionaban este tipo de “Redes sociales” hasta que tuve una conversación con un gran amigo mío. No sé cómo empezó esta conversación ni porqué, pero según pasaban los minutos tenía cada vez más claro que quería saber más sobre este tema.
Comenzamos a hablar de cómo había cambiado la forma de relacionarse las personas, cómo antes no teníamos móviles, ni ordenador pero sabíamos donde encontrar a la gente.
Y cuando veíamos una persona que nos gustaba nos buscábamos las estrategias para saber más de ellas, a través de sus amigos o gente que pudiera conocerla. O por el contrario nos la jugábamos a un primer contacto sin saber en que charco nos ibamos a meter.
Por el contrario ahora se juega sobre seguro no sólo por este tipo de redes de dating sino por toda la tecnología que hemos construido para hacernos la vida más fácil.
Ahora el contacto cara a cara se ha relegado a un segundo plano, desde el anominato de un ordenador y la protección de la distancia se puede localizar a la persona que te interesa, saber más de ella y poder mantener un primer contacto sin el miedo al rechazo o la vergüenza del cara a cara.
Además ya no soló puedes investigar sobre una persona que has visto, sino que puedes elegir desde tu casa, las características de la persona que quieres conocer y que crees que es más compatible. Las posibilidades son infinitas, se puede elegir por afinidades, características físicas, edad y por otras muchas cualidades que te ofrecen las plataformas.
A primera vista y según lo que yo podía entender de sus explicaciones, estas “redes sociales” están pensadas para gente que quiere conocer a otra gente. ¿Simple no? Pero hay mucho más, estos portales, están montados de tal manera, que cada individuo, tiene un perfil donde completa sus datos de la forma más atractiva posible; con gustos, aficiones, datos generales, físicos y todo lo que se le ocurra para parecer interesante. Y con esta información y una buena foto, ya están listos para ser miembros de la red y encontrar a su pareja ideal.
A primera vista, no difiere de una red social más, tipo Facebook pero con la particularidad que aquí se viene claramente a ligar y en Facebook, en teoría, no.
¿Pero qué es realmente una red dating?
Según lo que he podido investigar, más de 4 millones de usuarios activos navegan por este tipo de portales buscando gente con la cual relacionarse o simplemente tener una aventura ocasional.
Mayoritariamente se trata de hombres con una clase social y económica nada desdeñable y con una media de edad superior a los 35 años.Dentro de estos portales, los usuarios pueden enviar correos a los usuarios registrados, votar las fotos de los perfiles, agregar álbumes de fotos, enviar guiños y conocer gente a través del Messenger.
Y lo que resulta más curioso es que la persona que estás conociendo, puede estar en tu misma ciudad o por el contrario, sin saberlo, estás ligando con alguien que está en la otra punta del país.
Pero lo que yo no podía entender en un principio era como mi amigo, una persona que en nuestra época universitaria tenía fama de ser un ligón, utilizaba este tipo de Redes, ¿algo tenían que tener de especial? Pasados los minutos y sus explicaciones, empecé a entender que la verdadera novedad para mi amigo era que tenía la capacidad de conocer a gente nueva que no estaba en su círculo y que por circustancias laborales y sociales, ese círculo se había reducido enormemente. Por lo que estos portales le ofrecían la posibilidad de conocer gente con unos intereses y aficiones específicos que de otra forma no sería posible encontrar.
Además, dentro de las posibilidades de las plataformas, existen aplicaciones para teléfonos inteligentes que, activando el GPS, puedes saber si hay algún miembro de tu red cerca de ti, en un restaurante, o un Pub o paseando por tu mismo barrio, tranpasando esa barrera imaginaria de distancia que da Internet.
Cuando escuchaba sus palabras, por un lado no podía salir de mi asombro y no dejaba de preguntarme cómo la tecnología puede incorporarse a nuestra vida diaria, ayudándonos hasta en lo más básico del ser humano; el cortejo. Por otro lado tenía una sensación extraña ya que me daba cuenta que esa dependencia eliminaba muchas incertidumbres que en sí mismas, hacían del cortejo una práctica de riesgo pero adictivo.
Pero analizándolo un poco más y apoyando mí reflexión sobre esos documentales de sobremesa que ponen de manifiesto cualquier instinto animal encontré mi verdad: A través de aquel objetivo videográfico la vida transcurría tranquila, sin alteraciones del orden natural. Una hembra de leopardo entraba en escena. Esos felinos que se han adaptado a los cambios del planeta y que a lo largo de la historia se han convertido en el depredador con más presencia después de los humanos. Allí, solitaria, la hembra siente la necesidad de encontrar su pareja, dejando señales a lo largo de su territorio; unas veces esas marcas se traducen en sus garras marcadas en los árboles, otras, en señales olfativas y en ocasiones, sonoras. Un objetivo claramente definido para que el macho que recorre el territorio descubra inmediatamente que la hembra está receptiva.
Haciendo un ejercicio de analogía, me di cuenta que estas redes o portales son una adaptación del ser humano a unos cambios sociales que han hecho que cada vez tengamos menos tiempo para socializarnos. Y estas herramientas se han convertido en esa señal que la hembra de leopardo utiliza para encontrar su pareja.
Hemos imitando ese sistema de la naturaleza, en vez de marcas en los arboles, enviamos guiños o toques, en vez de señales sonoras, escribimos a través del Messenger, pero el fin es el mismo, aunque sean diferentes los canales.
En un mundo donde el tiempo es el valor más preciado que podemos tener, no podemos negar que estas redes pueden ser una solución para encontrar a esa persona que se complementa contigo y que en tu ambiente normal sería casi imposible encontrarla.
Como decía Aristoteles somos animales sociales y como tales buscaremos las mejores alternativas para que aunque la sociedad nos lo ponga difícil, sigamos manteniendo relaciones de calidad con nuestros semejantes.
Por Alberto David Rodriguez, Director de Marketing en IOMarketing.
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