Sabemos que un buen diseño es algo fundamental a la hora de crear una estrategia: el diseño es la base del producto, el atractivo que impulsa a las personas a interesarse por él. Está claro que un diseño genial sin contenido tampoco tiene sentido, al fin y al cabo, el diseño gráfico no es más que un proceso comunicacional entre dos partes, donde la empresa quiere transmitir un mensaje a un potencial cliente, y nuestro trabajo es reflejar este mensaje de forma clara, práctica y sutil prestando especial importancia al aspecto visual.
Hoy en día, con los tiempos de crisis que vivimos, nos enfrentamos a un consumidor exigente, con las ideas claras y que busca el mayor beneficio para sí, ya no depende únicamente de un diseño o una estrategia, sino que va más allá. De ésta idea surge lo que llamamos diseño emocional. La primera vez que escuché este concepto surgía del libro Emotional Design escrito por Donald Norman y era aplicado al diseño industrial o de productos. En él se afirmaba que el principal objetivo del diseño emocional es hacer nuestra vida más placentera.
Pasamos de diseñar cosas prácticas (funcionan bien, se entienden bien) a productos y servicios que se disfruten, que reporten placer y hasta diversión, en definitiva, que hagan florecer las emociones. Nos sentimos mucho más vinculados a aquellos productos o servicios que nos son cercanos, por lo tanto la verdadera personalización es la que marca una gran diferencia.
En IOMarketing creemos en las personas y pensamos que el diseño emocional, puede ser aplicado a todas las ramas del diseño en general. Para ello es fundamental partir del concepto de incluir al consumidor en todo el proceso de desarrollo, de esta forma podemos hacernos una idea de hasta qué punto, nuestros productos influyen en sus emociones, incluso cuando no es consciente de ellas.
Características emocionales
Para poder establecer una metodología basada en el diseño emocional, es necesario tener en cuenta una serie de características indispensables a la hora de diseñar una estrategia.
- Van ligadas a algún tipo de relación
- Duran poco en el tiempo
- Son personales
Decimos que envuelven algún tipo de relación ya sea entre una persona con otras, con un objeto o servicio, con un evento, etc. Todo proceso comunicacional parte de éste tipo de relación y es fundamental identificar correctamente los miembros que intervendrán y el mensaje a transmitir.
La emoción es repentina, intensa y de corta duración, un ejemplo claro puede ser la sensación de alegría de abrir un paquete que contiene un iPod. El término emoción lo usamos para describir reacciones físicas o psicológicas a ciertos estímulos externos o de uno mismo. Generalmente duran unos segundos y no debemos confundirlas con los sentimientos, gustos o estados de ánimo que son más duraderos e independientes de cada persona.
En tercer lugar, decimos que las emociones son personales ya que van ligadas a la personalidad de la gente, se ven influenciadas por experiencias y asociaciones pasadas y también por nuestra actitud, estándares u objetivos. Por ejemplo puede haber una persona que le guste un Ferrari, su objetivo puede ser captar la atención ajena y por tanto para su estándar puede no importarle gastar 300.000 euros en un coche. Por el contrario otra persona puede odiar ese mismo Ferrari porque su objetivo es respetar el medio ambiente y por tanto su estándar será gastar el dinero únicamente en cosas necesarias.
En definitiva, teniendo en cuenta estas tres características es posible plantear una estrategia basada en el diseño emocional y de esta forma calar más hondo en el potencial cliente. Una vez establecido ese vínculo de confianza entre empresa y consumidor podremos decir que se ha creado una relación y por tanto, unas emociones asociadas.
Hoy en día cualquier persona es capaz de realizar un diseño, independientemente del resultado, pero a la hora de crear una fidelidad, no es tarea fácil.
Por Elena Álvarez, Diseñadora en IOMarketing.
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