En la innovadora era tecnológica, las redes sociales y los nuevos dispositivos móviles con acceso a internet, permiten estar completamente conectado con el mundo exterior. No obstante ¿Hasta qué punto nos condiciona esta hiperconectividad?
Antes del ‘Boom’ tecnológico, la gente que iba en el metro hablaba, leía, escuchaba música o incluso interactuaba entre ella. En cambio ahora, ves a las personas aisladas con un aparato tecnológico ignorando lo que sucede en su alrededor. Es un fenómeno que me abruma ya que todo el mundo está metido en su burbuja y si pasa cualquier cosa nadie se entera, estamos solos.
Hay personas que quedan con amigos, pero aun estando en el mismo lugar, están ausentes porque cada uno está en su mundo virtual. ¿Porque no viven el momento presente con sus amig@s, sino un momento virtual con otr@s? ¿Realmente estas nuevas tecnologías…unen o separan?
Poco a poco esto provoca una cierta deshumanización de las relaciones. Se puede ver como las nuevas tecnologías evolucionan más rápido que el propio pensamiento humano, es por eso que los nuevos dispositivos nos acaban dominando y pueden llegar a encerrarnos en una soledad absurda. Estamos hiperconectados a la vez que estamos más solos e incluso llegamos a ser más egoístas.
Nos miramos tanto el ombligo que me pregunto: ¿Estamos perdiendo la educación? Un claro ejemplo es una imagen que circulaba por las redes sociales de un cartel de menú en un restaurante que anunciaba descuentos para la gente que pedían con un “por favor” y un “gracias”. Seguramente que es una operación de marketing, sin embargo, el restaurante notó algo con sus clientes para poder jugar con esto. Otro caso que me contaron, en un ascensor del metro bastante lleno y entró una mujer diciendo “Buenos días” y los demás la miraron como si fuera una extraña y finalmente nadie respondió.
Las nuevas tecnologías nos aportan muchísimas cosas buenas, sin embargo hay que darles un uso lógico y responsable, hemos de dominar las nuevas tecnologías y no ellas a nosotros.
¿Recordáis el 31 de diciembre? Este día especial, cuando estamos con nuestra familia y la gente a la que queremos, esperando el cambio de año. No obstante ¿Qué sucede cuando acaba las campanadas y finalizan las felicitaciones familiares? Rápidamente, y como si fuera la vida en ello, todo el mundo coge sus dispositivos móviles y empieza a felicitar a todo el mundo, provocando en el hogar un silencio asolador en el cual solo se escucha el ruido de las teclas y los sonidos de los mensajes recibidos…El aislamiento virtual no permite que vivamos el momento presente con la gente que nos rodea y esto me recuerda a un anuncio que decía “Sin corazón, solo seríamos máquinas”. Y es cierto, tener corazón es lo que nos hace tener sentimientos. Hay que tener criterio para controlar las nuevas tecnologías con sentido común para no convertirnos en máquinas sin corazón ni personalidad.